martes, 3 de noviembre de 2009

Cómo leer un cuento - Javier López

.
Cuando se lee un cuento uno tiene que haber tomado antes una determinación. Es una decisión que se tarda en tomar meses, años o incluso décadas. Principalmente en función de la envergadura de lo que se va a leer. Si el cuento tiene para más de 3 minutos de lectura, entonces hay que pensarlo aún con más calma.
En docenas de ocasiones he tenido que escuchar esta conversación, en mi calidad de consciencia colectiva en defensa de los Buenos Hábitos de Lectura:
—Voy a leer un cuento —asegura el "lector" tratando, mientras lo dice y se escucha a sí mismo, de autoafirmarse.
—¿Seguro que sabes lo que haces? —pregunta su pareja con cara preocupada y circunspecta.
—Por supuesto, he madurado la idea durante estos últimos meses. Si hoy regaras tú las plantas y sacaras al perro, creo que podría disponer de unos minutos para leer el cuento —responde el "lector" casi sin tomar respiración, como si fuera un discurso bien aprendido, en ese mismo afán de autoconvencimiento. Mientras, la cara de su pareja ha tomado un aspecto definitivamente incrédulo.
—No creo que pueda ayudarte, porque me temo que harías lo de siempre: leer sólo los primeros y el último párrafo —contestó ella, sentenciosamente, dándole la espalda. Y dejando así, en el olvido, una decisión de lectura que a él le había llevado meses tomar.
Así pues, lector, si estás leyendo este párrafo porque crees que encontrarás el final de aquello de lo que sólo leíste el principio, podrás ver que no entendiste nada. Porque aquí no está el final. Entonces querrás volver a leer hacia atrás. Pero la consciencia colectiva en defensa de los Buenos Hábitos de Lectura ya te habrá cazado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario