- Decidido a escapar de mi condición de personaje secundario, esperé a que se durmiera para reescribir algunas palabras.
- Envalentonado por mi nueva condición de protagonista, decidí continuar y, cuando me di cuenta, la historia era otra por completo.
- De pronto me di cuenta que entre el eco de las líneas vacías, escuchaba mi propia voz y supe que me había vuelto también el narrador.
- Confundido y tembloroso, interrumpí un momento el relato para cerciorarme de que, allá afuera, aún dormía.
- Había ido demasiado lejos, pero sólo avanzar parecía posible ahora que era un flagrante usurpador a punto de ser sorprendido y reescrito.
- No lo pensé más, lo borré todo y comencé de cero, esta vez mi rol sería sólo el del autor que duerme mientras un personaje se rebela.
martes, 13 de octubre de 2009
Una cierta evolución - Ikal Bamoa
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